La Foto es de principios de siglo y figura la imagen primitiva de la Esperanza de Triana que Grabiel de Astorga retocó en 1892 tras haberla tallado Juan de Astorga.
Nuestra Señora de la Esperanza
Esta Dolorosa documentalmente está confirmado que fue entregada a la corporación trianera en 1816 por el escultor Juan de Astorga. No obstante, desde fines del S. XIX hasta el presente, ha sufrido diversas restauraciones de una cierta profundidad que hace difícil mantener su atribución fidedigna al citado escultor
En 1898 se produjo un incendio que afectó a la imagen de la Virgen de la Esperanza. Gumersindo Jiménez Astorga no restauró sino que hizo una mascarilla nueva tras el incendio de 1898 pero José Ordóñez recuperó la original en la restauración de 1913.
Aquí aparece Nuestra Señora de la Esperanza de Triana, antes de las numerosas transformaciones acontecidas a lo largo del siglo XX.
En 1898 se produjo un incendio que afectó a la imagen de la Virgen de la Esperanza.
En 1898 los periódicos de la época recogen el incendio ocurrido en la iglesia de San Jacinto, en el retablo presidido por la Virgen de la Esperanza, lo que motivó que la talla quedara " con todo el rostro carbonizado y una de las manos". La cofradía por tanto hubo que recurrir a Gumersindo Jimenez Astorgas, que probablemente labró nuevo rostro y manos a la devota imagen.
Nuestra Señora de la Esperanza de Triana en 1910
Aquí una fotografía de la Virgen antes de la restauración de 1929
En esta fotografía vemos a la Esperanza de Triana que saliera del taller de Castillo Lastrucci en el año de 1929.
En 1929, con motivo de la Exposición Mariana, fue llevada al taller de Castillo Lastrucci para que procediese a su restauración. El escultor, al comprobar el estado de deterioro de la imagen, hubo de esculpir nueva mascarilla y manos. No obstante, se desconoce hasta qué punto fue profunda su intervención restaurada.
Esperanza de Triana 1970
Lo que si es cierto es que, aunque se pudiera admitir que la materialidad total de la efigie fuera de Castillo , es evidente que respetó los rasgos formales de la estética astorguina de fines del s. XIX.
En 1981, Luis Alvarez Duarte le sustituyó el candelero y la repoplicromó. Años después, en 1989 el citado imaginero reencarnó la imagen, tras proceder a la restauración del rostro, eliminando los añadidos que estimaba obra de la labor restauradora de Castillo Lastrucci.
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